La Venia

La Venia

La Venia es sin duda una de las procesiones de mayor empaque de las que se celebran en la Semana Santa en Asturias. Esta procesión, también conocida como la de El Encuentro, cierra la Semana de Pasión luanquina con la escenificación en la Playa de La Ribera del encuentro de la Virgen del Rosario, que ha pernoctado desde el Viernes Santo en la ermita de la Concepción, a donde ha sido conducida en la procesión de Los Callandinos, y su Hijo Resucitado el domingo de Pascua.

La originalidad es uno de los principales rasgos de esta celebración religiosa. Sobre la arena húmeda, ambas imágenes inician un lento acercamiento y, una vez próximas, se ritualizan los pasos de los portadores de la Virgen y del portador del pendón de la Cofradía de Pescadores. Por tres veces y en tres pasos, coincidiendo con la última genuflexión, el abanderado se arrodilla ante Jesús Resucitado y ondea con fuerza el pendón rojo, que ha de pasar tres veces rasante con la arena sin tocarla como manda la tradicional tiempo que una mano retira el manto negro a la Virgen descubriendo una brillante Virgen del Rosario, madre, coronada y con traje de raso seda blanco, bordado en oro y perlas, que acude al encuentro con su Hijo Resucitado.

El silencio se rompe entonces con las bombas reales y los aplausos del multitudinario público concentrado en la playa y en el entorno de la fachada marítima de la villa al tiempo que suena la sirena de la rula de pescadores.

Se trata de una fiesta de fuerte fervor religioso que se remonta, al menos, al siglo XVIII a juzgar por las escasas fuentes documentales. En el Libro de Fábrica de la parroquia de Santa María de Luanco de 1783 se constata un cargo por el arreglo de la rampa para bajar la procesión a la playa. En cualquier caso, sabemos que la Virgen del Rosario ha sido tradicionalmente la patrona de la Cofradía de Pescadores en Luanco desde 1516 y que en 1900 esta fiesta, de gran tradición popular, estaba plenamente consolidada, celebrándose la ceremonia prácticamente con el mismo ritual que en nuestros días.

Manuel González- Llanos, autor del apartado de Gozón, inserto en la obra ASTURIAS, de O. Bellmunt y F. Canella, se refiere a la fiesta de La Venia, en el año 1900, como una de las más "notorias y concurridas". A mediados del siglo pasado, José Ramón Gutiérrez hace una pequeña descripción del gentío que acudía a presenciarla y su ubicación en el muelle, en los balcones y galerías y en el paredón que arranca desde el palacio de Peñalba, habiendo incluso curiosos que fletan un bote para presenciar la ceremonia desde la mar. Los titulares de prensa de los últimos años "Una multitud sigue La Venia en Luanco" (EL Comercio, 21 de abril, 2014) o "Lleno hasta la bandera por La Venia" (La Nueva España, 17 de abril de 2017) subrayan el gran atractivo que suscita esta fiesta no sólo entre los luanquinos sino también entre la población venida de todas partes.

El valor sociocultural de esta manifestación religiosa, con claras señas de identidad, viene marcado por la vida de un pueblo como Luanco cuya historia ha estado estrechamente vinculada a la mar. La mar aporta los recursos que el hombre tiene que aprender a explotar para su supervivencia, organizándose para ello en gremios y cofradías con sus reglamentaciones y la práctica de unas devociones que buscan el amparo de divinidades y santos patrones, quedando marcados sus trazos en las señas de identidad cultural de un pueblo marinero como Luanco. Y es que a través de todo el año, liturgia y celebraciones de santorales se suceden determinando durante siglos los ritmos de vida del pueblo.

Por lo que respecta a la procesión de La Venia, cuyo nombre puede referirse a perdón o remisión de una culpa, inclinación que se hace con la cabeza para saludar, el número tres es un elemento esencial del ritual; en el cristianismo está relacionado con la Trinidad y también la idea de cielo, el orden cósmico; el color rojo del pendón, relacionado con elementos vitales como la sangre y el fuego, y por tanto ligado a la vida, es un color asociado a numerosos pueblos a festividades de primavera; el vuelo sobre la arena del pendón, tradicionalmente se interpretó, si no toca la arena, como buen augurio para las próximas pesqueras y de las que dependerá la economía de la mayoría de las familias del pueblo. Pero, además, la playa de La Ribera, conocida en la documentación anterior al siglo XVII como Puerto de las Ballenas, sobre cuya arena se procedía al "destocinado", es un espacio cargado de significados míticos, mágicos y pragmáticos, que deben ser considerados para valorar esta ceremonia y su enraizamiento en el pueblo.

Luanco, a 8 de marzo de 2018.

Nota: El texto es una adaptación de la Memoria sobra La Venia elaborada por el Historiador Ignacio Pando García-Pumarino para el Ayuntamiento de Gozón.